IZCO I “REY DE NAVARRA”

De un desleal y desterrado súbdito

Fdo.: José Javier Echeverría barbarin. 

En el año 2005, siendo Rey de las Españas Zapatero “el soso”, Osasuna se encontraba en una de las mayores encrucijadas de su historia. Mientras los caminos de la fortuna lo colocaban preparando tres confrontaciones deportivas ( la Liga , la Copa y la UEFA ), sus arcas se encontraban vacías.

No pudiendo renunciar a la campaña europea, para no ofender a sus leales súbditos, el actual Rey Regente de Navarra S. M. Izco I, ordenó a los miembros de su Corte, que discurriesen como salvar aquella difícil situación.

La primera medida que se adoptó fue aliarse con el Señorío de Mutilva, de quien recibió abundantes y productivas tierras. Estas tierras se destinarían, una parte, a campo de entrenamiento de su ejercito; otra parte se vendería para pagar a los pobres campesinos a quines esas tierras habían pertenecido con anterioridad, a un precio inferior al que esas mismas tierras se venderán después del presente acuerdo. Las tierras restantes se guardarán para arrendarlas a mercaderes de la zona. Como contraprestación el Rey Regente Izco I, conseguirá el visto bueno de los Nobles parlamentarios, quienes no se lo concederían al Señorío de Mutilva, sin la intercesión de Osasuna.

Como aún no se disponía de oro suficiente para los deseos expansionistas del Monarca Izco I, éste encargo despojar de sus tierras a los arrendatarios de los capos adyacentes al castillo, los llamados “socios del parque de instalaciones”. Los cuales, bien asesorados por leguleyos de la comarca, presentaron batalla. Paralizando las intenciones expropiatorias del Regente.

Con el objeto de recortar gastos, ha ido forzando la salida de heroicos soldados de su ejército, para no pagarles las soldadas que con tanto valor, dedicación y sacrificio se habían ganado. Retirando a las cuadras a aquellos que no se han querido marchar. Con la creencia, equivocada, de que apartándolos del grueso del ejército, el populacho se olvidaría de ellos. Todo ello, mientras seguía incrementando el número de miembros de su Corte de verano, ubicada en el término de Tajonar, a base de duplicar personal para ejercer las mismas funciones que antes se hacían con la mitad.

En la medida que lo que ahorraba por un lado lo despilfarraba por otro, Izco I acudió a los prestamistas, con el aval de aquellos nobles navarros que estaban aliados a los nobles de Castilla. Obteniendo algunos maravedíes que le han permitido retrasar la ejecución de las deudas, que no la solución de su raquítica economía. Los intereses no han sido excesivos, pues la Iglesia Católica prohíbe la usura, bajo pena de excomunión. Pero el vasallaje al que se ha visto obligado aceptar, no con desagrado de Su Majestad, aunque si de parte importante de sus súbditos, ha supuesto declarar la guerra al Señorío de Vizcaya y poner en manos de Don Florentino, Marques de los Madriles, al más valeroso de nuestros capitanes, para que luche en la guerra que aquél tiene con el Condado de Barcelona.

Todo ello, con el silencio cómplice de la mayoría de los miembros de la Cortes de Osasuna, donde hidalgos, mercaderes, y demás personajes con históricos derechos, también llamados “compromisarios”, aplauden a Izco I “Rey de Navarra”, adormecidos por los aparentes éxitos en campañas allende nuestras fronteras, mientras los cimientos del reino se los devora la carcoma.

Es una pena que todas estas medidas, que tantos destierros de Osasuna están suponiendo, no sirvan para salvar su situación económica. Exclusivamente pensadas para aguantar en el trono los cuatro años de regencia concedida a Izco I, a la espera de que se le conceda una prorroga de cuatro años más por parte de sus leales y engañados súbditos.