OSASUNA: UN SENTIMIENTO.
Fdo.: josé javier echeverría barbarin (*)
En pocas ocasiones he tenido tan claro que Osasuna es algo más que un equipo de fútbol como en los últimos veinte minutos del partido contra el Recre. Veinte minutos en los que unos cuantos jugamos nuestro propio partido y lo ganamos. Veinte minutos que pueden resumir los sentimientos que a lo largo de mi vida el Club Atlético Osasuna me ha proporcionado. Veinte minutos que nunca olvidaremos.
Seguramente que quien no se quedó en el Sadar cuando se acabó el partido, pueda entender esta carta; no importa porque tampoco la escribo para ellos. Va dirigida a aquellos pocos locos (o no tan pocos) que como yo, entraron en su casa cantando aquello de “allez Osasuna, allez, allez...”, a pesar de que nuestro equipo acababa de ser eliminado de la “copa de rey”. A las mismísimas puertas de la oportunidad histórica de jugar una Final.
Ni estaba loco ni estaba borracho, estaba orgulloso de ser osasunistas y de demostrarlo. Porque esos veinte minutos de cánticos no tenían su origen en la celebración de un éxito, sino en la necesidad de decirle al mundo que seguíamos siendo “rojillos”, también en los malos momentos, y aquel era uno de los peores. Hartos como estamos, o al menos es mi caso, de no poder disfrutar al cien por cien de los éxitos de Osasuna, por el recuerdo a la soledad de los malos tiempos.
No era el caso, pues supuestamente habíamos fracasado. Y muchos de los que unirían sus voces a las nuestras, en caso de haberse producido un resultado diferente, ya se habían ido, antes incluso de terminar el partido. Sin esperar a la conclusión del encuentro para agradecer a los jugadores el haber llegado hasta las semifinales. En ese doloroso momento estábamos los que éramos y éramos los que estábamos. Sólo faltaron, y lo entendimos, algunos jugadores que no tuvieron fuerzas para unirse a nosotros. Eran conscientes de que tal vez nunca se les vuelva a presentar una oportunidad deportiva como la que tuvieron este pasado miércoles.
Así, mientras los “forofos del éxito” se lamentaban de la oportunidad perdida, reprochaban la actitud del equipo al inicio de la segunda parte y criticaban los fallos individuales propiciadores de la remontada del Recreativo, unos cuantos “rojillos” decidimos que si la eliminatoria de copa se perdía en el campo, Osasuna la ganaba en nuestros corazones. Y con la inestimable ayuda de los denostados “Indar Gorri” (a quienes se les podrá criticar por insultar a nuestros mandatarios, pero que son la vanguardia de la afición cuando más los necesita el equipo), contagiados por su fuerza, empezamos a cantar y aplaudir con más rabia que alegría. La rabia dio paso a un sentimiento de emoción. Un sentimiento tan fuerte que en su recorrido por nuestros cuerpos, saliendo de lo más hondo de nuestras tripas, nos dificultaba coordinar palmas y gargantas. Tan profundo que, precedido en muchos casos de las lágrimas, se transformó en alegría y satisfacción dentro de nuestros rojillos corazones. Estoy seguro de que pocas cosas en la vida pueden hacer que volvamos a sentir algo así. Ni siquiera la consecución de los más importantes logros deportivos.
Sé que es difícil de entender este sentimiento y más difícil aún intentar transmitirlo en una carta o artículo de opinión. Misión imposible diría yo, para quien no lo haya sentido alguna vez. Pero espero que la satisfacción que me está originando recordar aquellos maravillosos veinte minutos en los cuales Osasuna quedaba tristemente eliminado de la copa del rey, la tengan los osasunistas de corazón al leer este escrito y revivirlo conmigo.